El natural proviene del árbol del caucho, mientras que el sintético es resultado de la química del petróleo. Si sufres el calor o sueles transpirar en la noche, opta por los colchones con rellenos y telas que disipen la humedad, por ejemplo, la fibra lyocell, lana, o telas de algodón, bambú, poliuretano zonificados y colchones con gel. Gracias a los avances en tecnología, se han conseguido distintos tipos de materiales generados a partir del gel fresco (Snow gel, Omega gel, Technogel) que aportan un fresco extra sin que se renuncie al confort de los materiales como la viscoelástica o la espuma.
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Además, tiene la capacidad de adaptarse progresivamente a la anatomía del usuario y es compatible con camas articuladas. En ellos lo que cuenta es la densidad, de modo que a mayor densidad más consistencia pero también mayor peso y precio, cuyo valor medio puede estar en unos 70 euros por un colchón de cama doble de gomaespuma, mientras que los de alta densidad rondan los 200 euros. Tiene el inconveniente de que puede acumular ácaros y pólen, y también que el algodón se desintegra con el tiempo, por lo que hay que restituirlo. Los 2 años de garantía del fabricante son una razón más para que los usuarios le hayan valorado como uno de los mejores colchones de muelles ensacados que existen. No es de extrañar que los clientes de Amazon hayan dado a este producto una de las mejores valoraciones de toda la web: 4,7 sobre 5. Dependiendo del material del que este compuesto, esta humedad tendrá más o menos capacidad de disipación, pero su acumulación con el tiempo terminara dañando los materiales del colchón y en casos extremos incluso afectar a nuestra salud por problemas de enmohecimiento.
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Bajo esta capa tiene 4 cm de látex natural antimicótico y bactericida, que consigue un efecto de amortización, maximiza el confort y protege la salud del usuario. ¿Cómo lo consigue? Mediante los perfiles de la espuma situados en los distintos puntos de presión a la altura de hombros, lumbares y piernas, que proporcionan ergonomía y contribuyen a una mejor transpirabilidad. También permiten buena ventilación, lo que impide la proliferación de ácaros y microorganismos, además de evitar que se acumulen olores y humedad. Dicho recubrimiento varía en grosor dependiendo del fabricante y del modelo de colchón, pero suele tener varios centímetros.